domingo, 26 de abril de 2015


FINO, el gato de mi madre.

    Mi gato se llama Fino. Desde el momento en que mi madre lo trajo de una residencia de animales,  y mi padre ya no pudo decirle que lo devolviera, notamos que el gato se comunicaba de forma especial con ella. Es como si ambos hubieran establecido una forma de comunicarse ajena a los demás. El otro día, por ejemplo, comíamos todos alrededor de la mesa y Fino nos miraba desde su atalaya del respaldo del sofá. Mi padre contó un chiste. Todos reímos, menos ella, que miró al gato con esa cara de decepción que los ojos del gato parecieron validar...
Sandra.

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